El circuito económico del pescado de río en el centro del Huila presenta características propias de las economías populares al basarse en la proximidad territorial, las relaciones de confianza, y la subsistencia, más que en la rentabilidad mercantil pura.
Visibilización de la Mujer Pescadora: Las mujeres denuncian haber sido históricamente discriminadas y olvidadas en los listados de compensación. Están luchando para ser reconocidas como propietarias directas de la tierra (programa Mujer Rural), buscando la titularidad de los predios, dejando de lado su estatus único como esposas.
Énfasis en el Sentido Corporal y Ecosistémico: La pesca se basa en el uso de los sentidos y el cuerpo y en el conocimiento del ecosistema. Pescadores no usan linterna porque "la linterna de nosotros eran nuestros ojitos". La práctica requiere crear un "mapa mental" con las orillas y los lugares propios de pesca. Los pescadores interpretan la naturaleza: la luna nueva y menguante son las mejores para pescar, y la mojarra no sale cuando el agua está fría.
Precios de Venta Desiguales: Existe una diferencia clara entre vender directamente y vender al mayorista/intermediario. Por ejemplo, en Rioloro, si la mojarra se vende al público/turista se paga a 3.200 pesos.
Abandono de Prácticas Nocivas: Prácticas antiguas como el uso de dinamita, pólvora o el químico Copertoc fueron abandonadas debido a un cambio de conciencia de los propios pescadores frente al cuidado de las especies, las restricciones institucionales y la veeduría comunitaria.
• Baja Rentabilidad y Escasez: La pesca se ha convertido en una actividad poco rentable. La alteración de los tiempos del río (por el manejo de compuertas) hizo imposible prever los tiempos de pesca y desove, transformando la actividad en una labor de prueba y error que impacta negativamente la economía familiar. En La Jagua, la pesca a menudo no alcanza a cubrir la inversión realizada en combustibles y mallas.
• Hostilidad Empresarial: Agentes externos (Enel/policía) realizan acciones violentas como quitar cultivos, desmontar ranchas y prohibir que las personas se asienten en las tierras para que no puedan reclamar derechos de propiedad.
Vulnerabilidad y Precariedad: Cuando el caudal es reducido por el cierre de compuertas, Daniel afirma que quedan "totalmente que no podemos ni pa una changua, limpio, limpio, nadie tiene espacio en el río". Esta inestabilidad obliga a las familias a buscar alternativas laborales o, en el peor de los casos, les niega la posibilidad de una subsistencia básica.
Riesgos Físicos y Materiales: El embalse introdujo riesgos como las "picas en el agua" (oleaje) debido a los vientos, el constante riesgo de avalanchas por la apertura abrupta de compuertas, y las palizadas arrastradas por el agua que generan un olor a podrido o "a picho" en el río. Estos riesgos han provocado pérdidas materiales graves (motores, lanchas, cultivos, viviendas) tras eventos como la avalancha de junio.
Dependencia de Intermediarios Dominantes: El traslado de la Ruta 45 (el principal eje vial y comercial) transformó Puerto Seco, obligando a los pescadores a depender de compradores esporádicos que pagan precios muy bajos. Los pescadores del Quimbo y La Cañada dependen totalmente de revendedores y negociantes que imponen precios fijos.
Exclusión del Mercado Local: La institucionalidad (policía/AUNAP) impulsó controles de higiene y formalización que los pescadores artesanales no podían cumplir fácilmente (infraestructura refrigerada, permisos sanitarios). Esto actuó como una barrera de entrada al mercado local, forzando la venta a intermediarios.
Fundamento en la Confianza y la Proximidad: El comercio del pescado de río se sostiene en relaciones comerciales de confianza de muchos años. Varios pescadores y comerciantes son familiares, compadres o amigos. La consolidación de las relaciones comerciales considera el conocimiento de la otra persona.
Prioridad de la Frescura sobre el Origen: El criterio de selección más importante para los comerciantes es la frescura del pescado (7 menciones), independientemente de que provenga del río o del embalse.
Abastecimiento Diario, Venta Segmentada: Aunque los comerciantes compran pescado diariamente a los pescadores, los mayoristas (César, Reinaldo) esperan a acumular volumen para enviarlo semanalmente a destinos lejanos.
Vínculo Base: Confianza y Proximidad: El comercio se fundamenta en "Relación comercial de confianza de muchos años". En el embalse, esta relación a menudo es "Familiar/Compadre" (César, Oscar y Miller), lo que facilita la negociación y el negocio.
Volumen y Especies Comerciales: El Capaz, el Bocachico y la Mojarra Negra son las especies más frecuentes. La Mojarra Negra domina el volumen absoluto y es la especie que se paga más barata (promedio $6.367/kg M1), siendo la preferida para el mercado de Barranquilla por su precio y facilidad de comercio.
Consolidación del Intermediario Dominante: La fragmentación del territorio y las barreras de acceso a los mercados locales (como los requisitos de formalización y salubridad) causaron la ruptura del circuito corto y la consolidación del intermediario como actor dominante.
El Mercado Local como Segmento Secundario: El destino principal del pescado es la Costa Caribe (Barranquilla, Cartagena). La pesca del embalse alimenta cada vez menos a la región que la produce. Los comerciantes más poderosos no consideran al mercado local de Garzón, Gigante o El Agrado como su negocio principal (<10% de retención local para mayoristas).
Gastos Clave: Los gastos operacionales más altos para los comerciantes son el Transporte/Acarreo (incluyendo gasolina) y el Hielo. El costo del hielo es vital, pues sin una infraestructura fría mínima, "el pescado moriría como mercancía".
Agregación de Valor Diferenciada:
César y Reinaldo aplican técnicas cualificadas como eviscerado, lavado, uso de bolsas de papel y empaquetado, que son necesarias para el envío a largas distancias (Costa o Ibagué/Neiva) y agregan valor.
Oscar y Miller operan con procesos básicos, enfocándose en el volumen y la distancia mínima hasta el mayorista más cercano.
Pervivencia de la Resiliencia: A pesar de la transición hacia la mercantilización plena, persisten elementos relacionales como comerciantes mayoristas que desarrollan estrategias para incentivar a los pescadores (regalan dinero o instrumentos de trabajo), buscando confiabilidad y cuidado en la cadena. Los comerciantes de plaza (Andremio y Gina) son custodios de saberes medicinales (como el uso de la sardina o el caloche para caldos).
Resistencia y Estrategias no Mercantiles: La persistencia en la venta de pescado de río, pese a los bajos márgenes de ganancia, se considera una forma de preservar una práctica cultural. Gina, por ejemplo, recurre a rituales de limpieza con jabón Rey y agua bendita en su puesto para atraer clientela y librarse de la envidia y brujería de las vendedoras de pescado de lago.
Pervivencia de la Resiliencia: A pesar de la transición hacia la mercantilización plena, persisten elementos relacionales como comerciantes mayoristas que desarrollan estrategias para incentivar a los pescadores (regalan dinero o instrumentos de trabajo), buscando confiabilidad y cuidado en la cadena. Los comerciantes de plaza (Andremio y Gina) son custodios de saberes medicinales (como el uso de la sardina o el caloche para caldos).
Resistencia y Estrategias no Mercantiles: La persistencia en la venta de pescado de río, pese a los bajos márgenes de ganancia, se considera una forma de preservar una práctica cultural. Gina, por ejemplo, recurre a rituales de limpieza con jabón Rey y agua bendita en su puesto para atraer clientela y librarse de la envidia y brujería de las vendedoras de pescado de lago.
Saber Ecosistémico y Funcional: Las cocineras poseen un conocimiento anatómico y sensorial del pescado que es clave para determinar las técnicas de aprovechamiento. Distinguen especies como el capaz (por sus barbillones) y el bocachico (por su espina en la aleta).
Repertorio Culinario: Las especies y sus preparaciones varían: la mojarra roja se fríe para resaltar su dulzor, la negra suele prepararse sudada. El capaz y el bocachico son protagonistas de los viudos y caldos.
El Sabor como Indicador de Valor: El sabor es un valor discursivo y práctico central de la cocina tradicional, siendo el indicador social del conocimiento (saber-hacer) de la cocinera.
Cálculo y Sentido Común: Para lograr el sabor, las cocineras confían en un "sentido común" y hacen cálculos "a puro ojo". Giovanna menciona: "yo por lo menos lo que es la salesita, el color, todo eso así como a mí cálculo".
Creación de Valor por las Cocineras: La cocina tradicional es un acto de creación de valor donde el animal capturado se convierte en un alimento con sabor. Este saber-hacer especializado (ej. tasajear, desechar agallas) permite que el oficio, aunque históricamente sea un trabajo de cuidado (no remunerado), se valorice económicamente al pasar a la cocina pública (restaurantes).
Limpieza Adicional por Contaminación: Las cocineras deben aplicar nuevas técnicas para mitigar el sabor desagradable y garantizar sanidad, como retirar obligatoriamente las agallas y lavar con "aguasal tibia" para "botar el sabor a palo, a barro".
Transición de Proveedoras a Compradoras: La autonomía alimentaria se perdió. Antes, el pescado se recibía o pescaba; ahora, las cocineras deben comprar el pescado y los ingredientes complementarios (yuca, plátano).
Trueque y Precios Justos: A pesar de la mercantilización, subsisten prácticas de economía popular. Zoila menciona que aún se practica el trueque. CO3 sintetiza la ética del precio justo: "Yo no le tiro a la gente".
Diversificación Económica Forzada: La crisis obligó a las familias a diversificar sus oficios. Ana María incursionó en la minería artesanal, la pesca y el cultivo de plátano. Zoila sigue realizando cercos y desmontando terrenos.
Desconexión Territorial de Jóvenes: Las cocineras perciben una "fractura cultural". Los jóvenes ya no aprenden ni se interesan por las labores tradicionales. "Los de ahora, que cocina ni que nada, esperan a que uno les sirva".
Persistencia de la Tradición en Festividades: El pescado conserva un significado cultural en rituales: la Semana Santa sigue siendo la época más importante del año para su consumo. Lucía afirma que es "sagrado tener pescado en la casa" esos días.
Inseguridad Alimentaria y Costos: La escasez disparó los precios. Una sarta de pescado que antes costaba diez o quince mil pesos ahora puede valer entre cincuenta y setenta mil. El pescado está "intocable".
Ruptura Generacional del Consumo: Se evidencia una "cierta distancia hacia el consumo del pescado" en las nuevas generaciones. Hijos y nietos han reducido su consumo o lo han limitado a la mojarra frita o el filete.
Consumo Cultural Persistente: A pesar de los cambios, el consumo de pescado se mantiene como una práctica cultural fuerte, especialmente en Semana Santa (días de ayuno), funcionando como una "pequeña resistencia familiar".
Desconocimiento del Consumidor Urbano: La gente que vive en el pueblo "no tiene el conocimiento de lo que pasa muchas veces en el río", lo que aumenta el riesgo de comprar especies contaminadas o sustitutas.